Hoy fuimos para ver un espectacular amanecer, rumbo a un laberinto mágico de batolito granítico, La Pedriza, donde hasta los caminos se ponen pensativos.
Comenzamos a senderear de noche. Íbamos ascendiendo paso a paso hacia el Yelmo, mientras el amanecer nos perseguía por la retaguardia, calentando nuestras espaldas.
Parecía como si el amanecer aspirase de nuestras piernas, y nuestra mente flotase por encima.  Mientras tanto el sol recién levantado, nos daba los buenos días columpiándose tras las montañas de La Pedriza. 
Continuamos caminando por este ecosistema único, entre cabras montesas. En todo momento fuimos escoltados por el impresionante conjunto granítico, con sus domos, piedras caballeras y formas caprichosas,  mientras el río lamia nuestros cuerpos. Y allá en lo alto los buitres no perdían la pista de nuestros manjares…
Disfrutad de las fotos y nos vemos en la próxima excursión mis queridos aventure@s 😉